Mirad cómo sostenemos el chicle con nuestras delicadas manos. Así hacemos nosotras, nos sostenemos con cuidado las unas a las otras, ayudándonos, apoyándonos, escuchándonos, queriéndonos.
Son de diferentes colores pero de igual sabor. Somos muy diferentes las unas a las otras tanto por fuera como dentro pero dejamos en las otras la misma felicidad en cuanto estamos juntas y ese sabor tan dulce al vernos.
Cuando dos chicles se juntan ya es imposible separarlos. No tiene remedio. Igual nos pasa a nosotras. La unión hace la fuerza.
El chicle se mastica, se mastica, se mastica y se mastica. Con el paso del tiempo seguimos estando juntas a pesar de las dificultades con nuevas historias, con más recuerdos, con nuevos propósitos, con más momentos inolvidables, así hasta que nos cansemos. Tranquilas, somos fuertes y no nos damos por vencidas a la primera.
No hay nada más hermoso, perfecto y placentero que sentirte tú misma e identificada con tus amigas. Nuestras historias, nuestros secretos, nuestros momentos, nuestras risas, nuestros lloros, nuestros enfados, nuestros perdones, nuestros abrazos, nuestros besos, nuestras locuras, nuestro amor y sobre todo, nuestra AMISTAD.
Que no son dos ni tres, sino siete maravillosas personas. El siete es nuestro número, ¡luchemos por él!