Translate

domingo, 19 de mayo de 2013

No risk, no glory

En temas del corazón, nadie puede predecir nunca nada. ¡Ay, el corazón! ¡Cuánto esconde! ¡Cuánto calla! ¡Cuántas sorpresas nos tiene preparadas! Quizás ese sea el secreto de su éxito. Quizás sea su forma de defenderse ante el peligro, aunque muchas veces esté indefenso y acabe herido. Pero... ese es otro tema que trataremos en otro momento.

Yo ahora quiero hablar de lo sabio que es el corazón. De que eso que dicen de que el corazón está por encima de la razón o de que te guíes por las corazonadas. Y, ¿cómo es eso posible? ¿Cómo te puedes fiar más de un órgano que de tu propia mente, tus pensamientos e ideales? Pues ni yo misma lo sé. Pero el caso es que es un fenómeno revolucionario que hasta la persona menos interesada, se lo preguntaría.

Y si ya hablamos de amor.... Ufffff, ¡no te quiero ni contar! Que palpita muy fuerte cuando conoces a alguien. Que duele cuando dejas a alguien atrás. Que palpita muy fuerte cuando tienes a esa persona a tu lado durante un tiempo indefinido. Que duele cuando alguien te deja. Que palpita muy fuerte cuando te dicen 'te quiero'. Que duele cuando te hacen daño con mentiras. Que palpita muy fuerte cuando sabéis que estáis hechos el uno para el otro. Que duele cuando el amor no es correspondido.

Al corazón no se le puede parar, es como el tiempo. Sabe curarse con el paso del tiempo, y aprende a defenderse y protegerse como un ser humano. Que no puedes ponerle barreras, porque es invencible. Porque aunque no hable, siempre tiene algo que decirte. Es sabio, porque tiene todas las respuestas, sólo hace falta que le escuches.

¿No te ha ocurrido muchas veces que aunque vaya a salir algo mal tú sigues intentándolo? Ahí está el corazón susurrándote que sigas y que aunque caigas, que te levantes. Porque quien no arriesga, no gana. Apuesta por el corazón que él siempre quiere que hagas las cosas por algo aunque para ello tenga que hacerse daño a sí mismo. Lo hace exclusivamente por ti.



domingo, 12 de mayo de 2013

Fugacidad

Hace poco me vino a la mente un curioso recuerdo. Un momento que ha pasado desapercibido tanto tiempo que ahora ha vuelto otra vez para hacerme pensar, reflexionar y mirar hacia el futuro.

No sé cuantos años tendría, más o menos 11 ó 12 años y una tarde de fin de semana fui con mis padres y mis hermanas al Corte Inglés a comprar un traje para papá. Siempre me han chiflado los grandes almacenes/centros comerciales. Los que me conocéis más sabéis que soy una adicta a las compras y puede que estuviese influenciada por esas tardes en familia comprando ropa.

A lo que iba diciendo... Fuimos esa tarde al Corte Inglés y en la planta de ropa para adulto, mis hermanas y yo corríamos y danzábamos por ahí, entre perchas, zapatos, trajes y vestuarios. Algunas veces nos poníamos a ver la ropa, lo que se llevaba en ese momento. Nosotras cogíamos una falda y nos la poníamos por encima, que casi nos llegaba hasta los tobillos y nos mirábamos como diciendo: "Esa ropa no te pega nada". A lo que siempre mi hermana pequeña decía: "Chicas, es que esto es ropa de madre. Cuando seamos mayores, vendremos aquí y nos compraremos esta ropa". Mis padres se reían cuando veían a sus 3 hijas con esa ropa. Y mi padre decía: "En mi trabajo, las mujeres llevan esta ropa. ¡Es ropa de ejecutiva chicas! ¿Queréis ser ejecutivas para llevar esta ropa chicas?" Y yo respondía con un gran sí que parecía que no iba a acabar.

Mientras caminábamos por esos interminables pasillos yo me imaginaba a mí misma de mayor llevando esas faldas, camisas, pantalones rectos, americanas y zapatos, muchos zapatos. Quién me iba a decir a mí, que nueve años después, llevaría esa ropa para ir a mis prácticas.

Quien me iba a decir, que un día llegase a aborrecer tanto esa ropa durante la semana, y que ansiaba a que llegase el fin de semana para ponerme unos simples vaqueros, una sudadera y mis converse. 

¡Cómo cambia todo! Lo que tanto me gustaba y soñaba de pequeña, ahora que lo vivía, no me hacía tanta gracia. ¿Pero es esto realmente lo que quiero para el resto de mi vida?

Sin duda, hay varias cosas claras: que el tiempo pasa muy rápido y que estoy haciéndome mayor, que yo pensaba que no llegaría nunca. Pero aquí estoy, cada día con más responsabilidades, tomando decisiones que aunque no me dé cuenta, están marcando mi camino, mi futuro.

Pero dentro de mí sigue habiendo una mini-Beatriz. Esa niña que soñaba con ser una ejecutiva como decía papá. Y que por ahora, ha hecho realidad un sueño infantil.