Translate

martes, 31 de marzo de 2015

Here comes the sun

A pesar del cambio de hora, ¡la primavera ya ha llegado! Y viene pisando fuerte. Parece que los planetas se han alineado para que estas semanas sean perfectas: Salir de la oficina a las siete en punto, ver que todavía sigue siendo de día, ponerse las gafas de sol, ver que te sobra la chaqueta y perderte por Madrid...

Mañana oficialmente empiezan mis vacaciones, y por primera vez, va a hacer buen tiempo en semana Santa, ¡quién lo diría! Voy a aprovecharlo para disfrutar y descansar en el sur. Tierras del sur de España, ya os echaba de menos...

Va pasando el tiempo, y me doy cuenta de que necesito más el sol. Cómo le cambia a uno el día si ves que hay un rayito de sol. Muchas veces no sabemos disfrutar de las pequeñas cosas que nos brinda el mundo.

Espero que este mini descanso sirva para desconectar (que falta hace) y coger fuerzas para el último empujón del año.

De momento sin plan fijo, sin esperar nada: sólo quiero seguir al sol. Lo mejor está por llegar...

Simplemente, feliz.


jueves, 19 de marzo de 2015

Imposibles

Hace mucho que no pasaba por aquí... Pero no sabía por dónde empezar, ni cómo. Tampoco es que tenga mucho tiempo para divagar (maldita auditoría que no te deja casi respirar). Lo necesitaba. Un ratito para despejarme, aclarar mis ideas, soltarlo todo. 

Febrero fue un mes como otros tantos años: divertido al principio, desastre al final. Querido febrero, sigo sin entenderte y por qué siempre me dejas este mal sabor de boca. Eres el mes más corto y a la vez el más intenso. Ya sabéis, lo bueno dura poco. ¡Y tan poco! 

Quería volver a sentir esa sensación: dejarse llevar. Y así lo hice como tantas otras veces. Porque van pasando los años, y me doy cuenta de que siempre me arrepiento de lo que no he hecho por miedo o por el qué dirán. Esa vez me lancé al vacío, pero sin cuerda que me sujetase. Mala idea. Nunca te fíes. Pero yo soy la reina del masoquismo; la que hace de un granito de arena, un desierto.

Perdonadme por ser tan soñadora, que cree en las causas perdidas, en los imposibles. Como tú.

Nos empeñamos en sustituir unas cosas por otras, así como experiencias, momentos, emociones. Es imposible, porque cada momento es único e irrepetible.

Que no hay clavo que saque a otro clavo, sino que el otro clavo te está pinchando en otra parte. Y así, el dolor está más repartido. Es lo que tiene arriesgarse y entregarse. Que hay vacíos que no se pueden llenar porque los recuerdos son impermeables.

Mientras tanto, mi corazón sigue practicando deportes de riesgo: intentando llegar a lo que una vez tú me hiciste sentir. Ay, pobre iluso. Pero sin éxito, él sigue tirándose cada vez con menos protección. Aunque quiera parar, aunque no lo quiera admitir, no da todo por perdido. Es un kamikaze, lo habrá aprendido de su dueña...




Sólo queda esperar...