Translate

miércoles, 1 de noviembre de 2017

I'm back

No sé en qué momento se me pasó por la cabeza dejar de lado esto...

Me parece una barbaridad haber estado casi dos años sin escribir absolutamente nada. Este año no hubo propósitos para el 2017 y así pasó, que el año empezó mal. Pero como dice ese gran dicho: "No es cómo se empieza, sino cómo se acaba". 

Y os preguntaréis, ¿cómo es que no has tenido tiempo en dos años para escribir? Pues bien, volví de India con las pilas cargadas y con las ideas muy claras, pero duró muy poco: Más responsabilidades el año pasado en el trabajo, que implicaban muchas horas, incluidos fines de semana... Así que el poco tiempo que tenía libre lo dediqué a dormir, estar con mis amigos o viajar como forma de escapar de esa asquerosa rutina.

No había manera humana de volver a escribir, la inspiración no venía y podría haber contado mil cosas, pero no era capaz. Sentí (siento), que perdí un año de mi vida por culpa del estrés y el agobio continuo. A todo esto se le sumaron una serie de catastróficas desdichas como varios desamores (as always), el fallecimiento de mi abuela... Todo se juntó y antes de las vacaciones exploté. Necesitaba unas vacaciones urgentemente y no veía el fin del trabajo.

Mamá, que es la persona más positiva del mundo, siempre me decía que ya era hora de que la suerte cambiara. Pero yo como siempre lo veía todo negro. Mamá, no sé lo que haría sin ti...

Decidí irme tres semanas de voluntariado a un orfanato de Perú yo sola. Ya os dije que India me hizo ser más valiente y si me dijeran de hacerlo hace unos años me negaría en rotundo. 

No sé cómo lo hice pero conseguí cuadrar un mes de agosto perfecto: la boda de mi amigo Félix, tres semanas de Perú y una semana en Croacia con mis amigos de la universidad para rematar. VERANAZO.

Y me hizo mucha falta. Os contaré mi experiencia en Perú en el próximo post, porque de verdad fue una cura de humildad y una regeneración interna muy buena y necesaria.

Llegó septiembre y me prometí tomarme el trabajo con mucha más calma, no llevarlo al terreno personal. Al fin y al cabo, en la vida no es todo trabajar. Y llevo dos meses tomándomelo con otra filosofía: poco a poco, sin prisa, pero sin parar tampoco. Y la verdad es que funciona. Tengo tiempo para hacer muchos de mis hobbies, y tener mucho tiempo para mí, que es lo que me hizo falta el año pasado.

Tenía en mente volver a escribir, pero tenía miedo de abrir el ordenador y quedarme mirando a la pantalla sin poder escribir nada, sin una sola idea... Pero hace poco, alguien me dijo que siempre había tiempo para todo. Que si esto era realmente lo que me gustaba, tenía que seguir y sacar tiempo como fuera. Ese fue el empujón definitivo.

Y aquí estoy, con ganas de más, de más historias, de más ideas, de más todo.

Como me dijo mi amigo Luis tras vernos después del verano. "Bea 3.0 ha llegado". Y así es, y con más fuerza e ilusión que nunca.

Mamá tenía razón: La suerte, por fin, cambió a mi favor.