Nunca
pensé que íbamos a vivir una situación como esta: extraña, inexplicable,
impotente.
Admito
que fui de las que no se creían nada y que la prensa estaba exagerando. Estaba
equivocada. Y mucho. No sabía la que se nos venía encima.
Pienso
que se nos ha ido de las manos y el mundo peía un respiro desde hace tiempo.
Las prisas, no mirar el reloj, no parar en casa, el ritmo frenético del trabajo
y la rutina que nos impedían disfrutar de lo más importante y lo más sencillo.
Qué paradójico, ¿verdad?
Antes
no nos planteábamos que la libertad o el simple hecho de salir a la calle fuera
tan preciado. Y aquí estamos, confinados en casa por un periodo de quince días.
Y por cómo evoluciona la situación, yo creo que serán unos cuántos más.
Tengo
sentimientos encontrados: por una parte, pienso que somos un país fuerte y que
saldremos de esta, y de todo lo que nos echen, porque así somos los españoles,
luchadores y cabezotas. Siento que estamos unidos y tenemos que seguir unidos
para poder vencer esta situación. Nos sentimos orgullosos por ser el primer
país donante de órganos, por lo que tendremos que seguir dando ese ejemplo de
solidaridad porque es la única manera de que salgamos adelante.
Por otra parte, me da pena, rabia e impotencia todo esto que está pasando: mucha gente sigue saliendo a la calle sin motivo alguno ante el estado de alarma en el que estamos. Es triste ver que el ser humano en muchas ocasiones sigue siendo egoísta e individualista y no piensa en el bien común ni en ayudar al prójimo. Y ahí es cuando me derrumbo y tengo menos fe en la humanidad.
Por otra parte, me da pena, rabia e impotencia todo esto que está pasando: mucha gente sigue saliendo a la calle sin motivo alguno ante el estado de alarma en el que estamos. Es triste ver que el ser humano en muchas ocasiones sigue siendo egoísta e individualista y no piensa en el bien común ni en ayudar al prójimo. Y ahí es cuando me derrumbo y tengo menos fe en la humanidad.
Yo
siempre he creído que las cosas pasan por algo, para que aprendamos algo. Sin
duda, esta es una prueba que tiene la humanidad para volver a empezar de cero,
y analizar si verdaderamente lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo bien
o tendríamos que cambiar algunas cosas. Yo creo que sí…
Quiero
sacar el lado positivo a este confinamiento en casa: soy afortunada por poder
estar en casa teletrabajando y admiro a las personas que tienen que salir de
sus casas todos los días para que todo siga funcionando y parezca que no haya
pasado nada y todo siga en orden.
Agradezco
poder desayunar tranquila en casa sin prisas, y comer en casa comida recién
hecha, no recalentada del tupper.
Agradezco
ponerme los cascos mientras trabajo sin ninguna interrupción.
Agradezco
poder tomarme un té a media tarde en mi terraza y que me de un poco el sol.
Agradezco
tener mis ratitos para poder leer esos libros que se me acumulan en la mesilla,
o a ver esas series pendientes, o a escribir todo lo que se me pasa por la
cabeza.
Agradezco
salir a las ocho de la tarde a mi terraza y que todo mi edificio salga a
aplaudir para dar las gracias a todo el personal sanitario por el GRAN trabajo
que están haciendo, cuidando de los que más lo necesitan poniendo sus vidas en
peligro. Reconozco que se me caen las lágrimas al ver esta unión y que se
repite en otros lugares de España y del mundo. Dentro de este caos, siento que
hay una conexión. Quizás a partir de ahora, valoremos mucho más la sanidad
pública e invirtamos más en ella, así como en la investigación.
Espero
que este tiempo nos invite a reflexionar sobre nosotros mismos, que seamos
valientes y que nos atrevamos a decir te quiero, a pedir perdón cuando nos
hayamos equivocado y a perdonar y dar una segunda oportunidad, porque no
sabemos si habrá una tercera.
Espero
que cuando volvamos a salir a la calle valoremos más lo que tenemos: que no nos
afecte tanto las nimiedades del día a día y valoremos más un abrazo, un beso,
que te den la mano, salir a correr, ir al cine, tomar unas cañas, saltar en un
concierto, bañarse en el mar, cenar con tus amigos, viajar, y así infinidad de
actividades que habíamos pasado inadvertidas porque se hacen rutinarias. Pero en
verdad, son estas cosas, las que podemos compartir con las personas que amamos,
las que hacen la vida EXTRAORDINARIA.
Y
por favor, que no sea un virus el que nos lo tenga que recordar.
#yomequedoencasa #todosaldrábien