Translate

domingo, 22 de marzo de 2020

STOP. PAUSE. PLAY.

Nunca pensé que íbamos a vivir una situación como esta: extraña, inexplicable, impotente.

Admito que fui de las que no se creían nada y que la prensa estaba exagerando. Estaba equivocada. Y mucho. No sabía la que se nos venía encima.

Pienso que se nos ha ido de las manos y el mundo peía un respiro desde hace tiempo. Las prisas, no mirar el reloj, no parar en casa, el ritmo frenético del trabajo y la rutina que nos impedían disfrutar de lo más importante y lo más sencillo. Qué paradójico, ¿verdad?

Antes no nos planteábamos que la libertad o el simple hecho de salir a la calle fuera tan preciado. Y aquí estamos, confinados en casa por un periodo de quince días. Y por cómo evoluciona la situación, yo creo que serán unos cuántos más.

Tengo sentimientos encontrados: por una parte, pienso que somos un país fuerte y que saldremos de esta, y de todo lo que nos echen, porque así somos los españoles, luchadores y cabezotas. Siento que estamos unidos y tenemos que seguir unidos para poder vencer esta situación. Nos sentimos orgullosos por ser el primer país donante de órganos, por lo que tendremos que seguir dando ese ejemplo de solidaridad porque es la única manera de que salgamos adelante.

Por otra parte, me da pena, rabia e impotencia todo esto que está pasando: mucha gente sigue saliendo a la calle sin motivo alguno ante el estado de alarma en el que estamos. Es triste ver que el ser humano en muchas ocasiones sigue siendo egoísta e individualista y no piensa en el bien común ni en ayudar al prójimo. Y ahí es cuando me derrumbo y tengo menos fe en la humanidad.

Yo siempre he creído que las cosas pasan por algo, para que aprendamos algo. Sin duda, esta es una prueba que tiene la humanidad para volver a empezar de cero, y analizar si verdaderamente lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo bien o tendríamos que cambiar algunas cosas. Yo creo que sí…

Quiero sacar el lado positivo a este confinamiento en casa: soy afortunada por poder estar en casa teletrabajando y admiro a las personas que tienen que salir de sus casas todos los días para que todo siga funcionando y parezca que no haya pasado nada y todo siga en orden.

Agradezco poder desayunar tranquila en casa sin prisas, y comer en casa comida recién hecha, no recalentada del tupper.

Agradezco ponerme los cascos mientras trabajo sin ninguna interrupción.

Agradezco poder tomarme un té a media tarde en mi terraza y que me de un poco el sol.

Agradezco tener mis ratitos para poder leer esos libros que se me acumulan en la mesilla, o a ver esas series pendientes, o a escribir todo lo que se me pasa por la cabeza.

Agradezco salir a las ocho de la tarde a mi terraza y que todo mi edificio salga a aplaudir para dar las gracias a todo el personal sanitario por el GRAN trabajo que están haciendo, cuidando de los que más lo necesitan poniendo sus vidas en peligro. Reconozco que se me caen las lágrimas al ver esta unión y que se repite en otros lugares de España y del mundo. Dentro de este caos, siento que hay una conexión. Quizás a partir de ahora, valoremos mucho más la sanidad pública e invirtamos más en ella, así como en la investigación.

Espero que este tiempo nos invite a reflexionar sobre nosotros mismos, que seamos valientes y que nos atrevamos a decir te quiero, a pedir perdón cuando nos hayamos equivocado y a perdonar y dar una segunda oportunidad, porque no sabemos si habrá una tercera.

Espero que cuando volvamos a salir a la calle valoremos más lo que tenemos: que no nos afecte tanto las nimiedades del día a día y valoremos más un abrazo, un beso, que te den la mano, salir a correr, ir al cine, tomar unas cañas, saltar en un concierto, bañarse en el mar, cenar con tus amigos, viajar, y así infinidad de actividades que habíamos pasado inadvertidas porque se hacen rutinarias. Pero en verdad, son estas cosas, las que podemos compartir con las personas que amamos, las que hacen la vida EXTRAORDINARIA.

Y por favor, que no sea un virus el que nos lo tenga que recordar.

#yomequedoencasa #todosaldrábien