Muchas veces, las cosas no salen como uno quiere, y simplemente hay que aceptarlas aunque hayan salido mal. Pero de los errores se aprende, ¿no? Las oportunidades llegan tarde o temprano, sólo hay que esperar, y cuando lleguen, abrázate a ellas lo más fuerte que puedas para que no se escapen jamás.
Esta reflexión me trae a la cabeza una frase que simplifica todo lo dicho anteriormente: "Más vale tener suerte que talento".