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domingo, 27 de noviembre de 2011

Inmaterial

En estos tiempos damos demasiada importancia a lo material (totalmente innecesaria). El tener más, más y más te hace sentir importante y querido por los demás. Tener un bolso de Carolina Herrera no te hace especial. Tener unos Louboutin no te hace especial. Llevar un vestido de Dior no te hace especial. Tener maquillaje de Chanel no te hace especial. Llevar colonia de Ralph Lauren no te hace especial. "Whatsappear" con una Blackberry no te hace especial. Tener un Mac no te hace especial.

Todo lo material nos ha absorbido y dejamos de lado lo más importante: lo inmaterial; los sentimientos. He de admitir que me incluyo en este mundo consumista y capitalista. He intentado sustituir lo inmaterial por lo material pensando que sería igual de feliz pero estaba equivocada. Comprar, comprar y comprar me hace feliz en ese momento, cuando me pongo esa ropa que me hace sentir tan bien, a corto plazo soy feliz. Pero a lo largo plazo nos decantamos por lo inmaterial, aquello que tanto ansiamos, que tanto ansío, que te hace sentir en una nube, parece que vuelas y ves todo con una perspectiva diferente.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Sí que existe

6.840.507.000 de personas somos en el mundo. La probabilidad de encontrar a nuestra media naranja es casi imposible. Puede que la encuentres cuando ya empiezan a aparecer esas pequeñas arruguitas y pienses que el amor ha acabado ya. También lo puedes encontrar inesperadamente, en la flor de la vida. Esa etapa en la que ríes por todo, en la que la amistad es uno de los pilares fundamentales, en la que te comes el mundo, en la que el cansancio no existe para ti... Es uno de los mejores momentos, y encontrar a alguien puede ser una de las experencias más enriquecedoras y maravillosas de tu vida.

Conocer a ese alguien, no parar de hablar y ver cómo pasa el tiempo mientras escuchas su voz. Cuando lo ves, ese molesto nudo en la garganta o en el estómago que te impide articular palabra. Cuando te coge la mano por primera vez y sientes su mano caliente, y empiezan a brotar esas mariposas. Cuando te abraza y sientes sus brazos rodeándote, protegiéndote de cualquier peligro. Cuando te acaricia y sientes cómo tu piel se eriza. Cuando le acaricias y crees conocer todos los lunares de su cuerpo. Cuando os besáis y vuestros labios son el compás perfecto. Cuando escuchas por primera vez el latido de su corazón y te parece el mejor ritmo que jamás has escuchado en tu vida. Cuando te dice palabras bonitas e inconscientemente se te pone una cara y una sonrisa de tonta. Cuando vuestras almas se juntan por primera vez...

Pero también vienen las primeras rencillas, peleas, crisis, que se arreglan con esas dos palabras, esas ocho letras que nos gusta oír tanto: te quiero. Y que a pesar de todo, no puedes enfadarte porque ya es parte de tu vida y al dejarlo fuera moriría una parte de ti.

Desde mi experiencia aconsejo no decir las palabras tabú (así es como las llamo): Siempre y nunca. Aunque en esto del amor tienen mucho que ver. No se pueden decir así a la ligera y a cualquiera. Pero cuando encuentras a tu media naranja están permitidas y puedes decirlas cuantas veces quieras.

Sé que es algo imposible e improbable de que ocurra, pero yo creo en el destino, en las excepciones y merezco algo como esto. Tarde o temprano, pero llegará. Aunque mi cabeza diga que no, mi corazón dice que sí. Y quiero que gane el corazón.