El pasado define lo que somos y seremos. Todos tenemos un pasado, mejor o peor, pero lo tenemos. Muchas veces viene la nostalgia de tiempos pasados mejores y siempre aparece la dichosa pregunta: '¿Te acuerdas cuando...?' y por un momento desearías con todas tus fuerzas volver allí. El tiempo pasa, las cosas cambian; hay que adaptarse a los cambios.
Los recuerdos... Hay tantos recuerdos que asaltan nuestra mente cada día que muchas veces olvidamos el presente. ¿Y por qué volver? Fácil: Algunas veces para sentir con más intensidad el dulce placer de vivirlo por partida doble; y otras veces, para intentar cambiar algo. Ésta última es la más deseada diría yo: cuántas veces nos habremos arrepentido de haber dicho una mala palabra en un momento poco adecuado, cuántas veces nos habremos arrepentido de haber hecho algo en una situación inadecuada. Si os ponéis a pensar, muchas. Sin embargo, las cosas suceden por y para algo.
Déjalo estar. El pasado es inamovible, el presente está vivo y el futuro es impredecible. Por tanto, dedica todos tus esfuerzos al presente. El presente es vida, es como cuando escribes un libro, el libro de tu vida: no se pueden arrancar las hojas del principio, ni echarle tippex; para seguir con la historia, hay que seguir escribiendo, seguir avanzando, vivir.