El pasado define quienes somos ahora y en el futuro. Siempre achacamos lo que nos ocurre tanto sea bueno o malo, al pasado. Le echamos la culpa de las desgracias que nos pasan. Mala afirmación diría yo. ¡Cómo si no pudiésemos remediarlo!
Pues os voy a contar un secreto, muy bajito, en el oído, para que se os quede en la memoria durante mucho tiempo (o al menos eso espero). Lo que define quién eres es el ahora: tus palabras y tus acciones diarias hablan de ti a los demás. El pasado, inevitablemente, ya no puedes hacer nada con él. ¿Para qué lo quieres, si tienes todos los días de tu vida para renovarte? Sí, ya, y ahora me diréis que si has cometido errores en el pasado, ¿cómo lo arreglas? Pues todo error se puede enmendar. Para todo hay siempre una solución, pero para eso no debemos anclarnos al pasado, tenemos que vivir el presente.
La siguiente pregunta que puede surgir es... He sufrido mucho en el pasado, ¿cómo seguir adelante? Ya os adelanto que esto no es nada fácil dejar atrás malos recuerdos, malas vivencias, pero no imposible: todo está en la mente. Si enseñamos a nuestra mente a pensar de forma positiva, casi todos nuestros problemas (por no decir todos) se solucionarán. Es difícil, sí, pero si coges práctica será un mecanismo tan fácil como el respirar. Es el principio de todo. Según pensemos, así sentiremos, así actuaremos.
¿Y que me decís del futuro? Pues es tan lejano que, sinceramente, no deberíamos preocuparnos. Pero tampoco dejarlo de lado. A ver, tiene que haber un punto intermedio.
Mi futuro es tan a corto plazo que se define como no saber qué voy a comer mañana, qué ropa me pondré, o que zapatos calzaré. Estoy demasiado ocupada disfrutando cada instante que me brinda la vida. Ese es mi futuro. Y lo que queda de él... ya improvisaré, como todo en la vida. Porque nadie nace con un libro de instrucciones de cómo vivir. No hay reglas universales del vivir. Porque vivir es diferente en cada uno de nosotros.
Me repito: Todo está en la mente, que determinarán tus acciones. No mires atrás y disfruta del presente.
Que tu única preocupación cada mañana sea esbozar una sonrisa o no al nuevo día. Y yo creo que la respuesta es bastante fácil...