Translate

miércoles, 28 de julio de 2010

¿Qué quería?

Ella entró a la cafetería de siempre, a pedir lo mismo que pedía todos los días. El camarero se le acercó y le preguntó:

- ¿Qué quería?

- Pues quiero...
Quiero tirarme a la piscina.
Quiero decir lo que pienso y siento.
Quiero ser yo misma.
Quiero mejorar, superarme en el día a día.
Quiero hacerme fuerte, no ser débil.
Quiero una máscara para esconderme cuando esté mal.
Quiero ser ambiciosa, conseguir mis sueños por imposibles que sean.
Quiero cambiar: "It's time to change".
Quiero no sonrojarme ante cualquier situación embarazosa.
Quiero volar y ser libre.
Quiero despertarme con una sonrisa al ver el sol por la mañanas.
Quiero sentir el frío en mi cara cuando hay viento.
Quiero montarme en una noria y no bajar nunca.
Quiero pensar como una niña y estar siempre con mi casa de muñecas.
Quiero amar y ser amada.
Quiero igualdad.
Quiero lo mismo que yo doy a los demás.
Quiero ignorar a la gente que no me merece.
Quiero olvidar los malos recuerdos.
Quiero vivir el presente.
Quiero pensar que el futuro va a ir bien.
Quiero saber que lo que hago está bien.
Quiero saber que voy por buen camino.
Quiero saber la verdad.
Quiero ver el fondo del mar.
Quiero buscar tesoros.
Quiero ver el atardecer.
Quiero ser pequeñita pequeñita para que nadie me encuentre.
Quiero un chocolate caliente en invierno.
Quiero furia.
Quiero entrañar en el alma de la gente.
Quiero saber qué piensan los demás.
Quiero mojarme con agua fría cuando hace calor.
Quiero luchar contra la adversidad.
Quiero no tener miedo.
Quiero aumentar mi ego.
Quiero ver las estrellas.
Quiero tumbarme en el césped.
Quiero reir.
Quiero pasar horas y horas con mis amigas.
Quiero ver caer el primer copo de nieve.
Quiero viajar.
Quiero sentir el latido del corazón.
Quiero moverme con delicadeza y dulzura.
Quiero columpiarme.
Quiero soñar.
Quiero volver a sentirme niña.
Quiero abrir los ojos a mucha gente para que se de cuenta de la realidad.
Quiero ayudar.
Quiero sentirme útil.
Quiero ver pasar el tiempo.
Quiero compartir mi experiencia y mis vivencias.
Quiero desconectar.
Quiero estar a la sombra en pleno verano.
Quiero ser un regaliz dulce.
Quiero encontrarme a mí misma.
Quiero ser FELIZ.

- ¿Desea usted algo más señorita? dijo el camarero.

- Ehh..., sí, un capuccino, gracias.

domingo, 18 de julio de 2010

"Yo tengo una pirámide de amigos..."

Todo empezó hace 3 años más o menos. Ella no conocía a nadie. Con el tiempo encontró a gente muy simpática en la que podía confiar. Nunca tuvo amigos en plan de confidencias como hacen las chicas. Pero llegó un momento en el que ÉL llegó, de la manera más inesperada. Empezó a hablar, todo fluía, eran INSEPARABLES. Hablaban de todo lo hablado y por hablar y estuvieron conectados durante ese año al máximo. Ella, enamorada de un chico al que no se atrevía a decirle que le gustaba; él, enamorado de una de las mejores amigas de ella. Cada uno se daba al otro sus propios consejos para triunfar en el amor (que ironía pensaréis) El verano empezó y se alejaron un tiempo. Llegó septiembre y le preguntó si había habido algun avance, él dijo que había salido todo mal y ella no quiso interponerse entre dos amigos. Al comenzar el año vió que lo que sentía por él ya no era amistad, era otra cosa, inexplicable para ella, no queriendo admitir lo que verdaderamente sentía y él dió a entender que lo sabía.

Cuántas veces había estado pensando en él y la vida que llevaría si él sintiese lo mismo que sentía ella: infinitas. Hubo un pequeño haz de luz y realmente él se interesaba por ella, o al menos eso creía ella. Todo se empeoró como en toda relación cuando están por medio las mentiras. Ella, la que fue su mejor amiga (o eso creía ella) le había estado ocultando que mantuvo una relación con su amiga. Era imposible, no podía ser. Así se interesaba tanto por ella cuando ya no tenía a nadie y lo único que se le ocurrió fue decir "Yo tengo una pirámide de amigos y tú todavía no estás en mi cima para tener tanta confianza cómo para contártelo". No lo podía creer, había sido su amiga durante mucho tiempo y todo se cayó. Ella se encerró en sí misma jurando que no volvería a hablar con él; pero la tentación puede con todo, él la pidió perdón y ella estaba feliz, como si no hubiese pasado nada. Ese era uno de sus defectos, perdonar a alguien cuando la habían hecho daño.

El tercer año fue doloroso para los dos. Él había encontrado a una chica e intentaba darle celos a ella. Hubo muchísimas peleas de no hablar durante muchos meses pero siempre la que tenía que dar la cara y pedir perdón era ella. A veces estaba cansada pero una muy buena amiga le dijo que no podía ocultar ni rechazar lo que sentía por el: era cierto, estaba enamorada de él. La comunicación no era la misma y cuando hablaban no sabían de que hablar porque había muchas diferencias entre ellos.

Finalmente ella optó por dejarle hablar aunque se dió cuenta de que se estaba rebajando por algo que no conseguiría y que él no se daba ni la menor cuenta de lo que realmente ella hacía por él. Menos mal que una de sus mejores amigas le había hecho tener las ideas claras.

Ahora ella estaba tranquila, eso era lo que necesitaba: tranquilidad. No podía estar como la montaña rusa, subiendo y bajando porque ella era débil, y necesitaba estabilidad y se dió cuenta de que él no se lo podía dar; a él más bien le gustaba el riesgo y el último momento.

Pero ella tenía la esperanza de que el siguiente le pudiese dar lo que ella quería realmente. Sólo quería una cosa: No quedarse sola.

martes, 6 de julio de 2010

Vacío

¿Que sería del verano si faltasen la piscina y los helados? Así se sentía ella, con un gran vacío. La verdad es que ella tenía de todo: una familia que la quería, unas buenas amigas (al menos eso esperaba ella tras infinitas amistades fallidas), buena estudiante, es decir, todo. ¿Qué más quería? Pero para ella no era suficiente. Ese era su gran defecto: la PERFECCIÓN. No era ambiciosa pero le gustaría que su rumbo de vida cambiase, que viese un rayo de luz en aquella habitación oscura. Aunque parezca que la perfección es buena tiene algunas desventajas que a ella se le subían a la espalda y no era fácil deshacerse de ellas. Ves como todo el mundo triunfa a tu alrededor mientras que ella disimula estar bien, es decir muy bien (quizás se la veía muy forzada). Quería un cambio de vida que la llenase por dentro, pero aún no había llegado el ansiado momento. Muchas veces ella creyó que había llegado porque se sentía realmente feliz pero la felicidad no dura eternamente y todo lo que había construido con sudor y lágrimas se desplomaba ante sus pies. No era posible, había que empezar de CERO.


Pero ella estaba cansada de empezar de nuevo y hacerse la dura creándose una máscara ante los demás disimulando que estaba bien, porque sabía que si llegaba a ese estado de felicidad absoluta de una forma u otra acabaría cayéndose.

Aunque dentro, muy dentro de ella, dentro de ese caparazón de pesimismo había un pequeño haz de luz que permanecía a la espera de que llegase el verdadero momento, sólo había que ESPERAR, pero, ¿cuánto?

Eso ella no lo sabía, lo único que podía hacer era luchar contra sí misma.

domingo, 4 de julio de 2010

Metamorfosis

Ella llegó como cualquier persona ante un lugar desconocido. Sus rostro reflajaba la inocencia de una niña pequeña. Al principio se sentía sola, desamparada; pero ahí estaba yo, el primer apoyo que tuvo desde que llegó. Le enseñé el mundo, las ganas de vivir, pero al oir la inesperada campana dentro mí resurgió un vacío que no pasaría hasta que saliésemos: mis sospechas no eran falsas. Corrían los rumores de chico en chico mirándonos a nosotras. Mantuve la cabeza alta mientras que ella, contraria a mí, la agachaba. Fue un mal trago para las dos que se repitió durante una semana, pero pronto dejó de ser la comidilla del grupo.

Esa fue mi primera impresión al verla: desprotegiada ante los demás, y yo me sentí como un ángel para ella.

Los años fueron pasando y nuestra amistad se forjó. No había ni un solo día que no hablase con ella de sus inquietudes, sus sueños (muy posibles de alcanzar aunque ella los negase), temores...

Como cualquier situación llega un momento en el que te separas de una persona, y eso fue lo que me pasó a mí. Tan solo dos años estuvimos separadas. Al verla de nuevo era una auténtica desconocida para mí: su carácter, su modo de pensar, su alegría. "Ha cambiado a mejor" pensé yo, y era cierto. El primer contacto que tuvimos tras estar separadas fue una mezcla extraña: era como si nos conociésemos aunque sabíamos todo la una de la otra. Más bien fue la vergüenza que otra cosa diría yo.

Ahora la miro con mejores ojos. Estoy muy contenta por su cambio interno más que externo. Se siente ella misma, ya no siente aquel pudor cuando era una niña. Se ha forjado una imagen madura y la vez sencilla con sus propios ideales, metas, sueños (esta vez más cercanos y realizables). No le importa su imagen y el qué dirán de los demás.

Por eso estoy orgullosa de ella.


Aunque ella sienta que estoy ausente; la verdad es que desde que entró, he velado siempre por su seguridad y compañía y aunque no lo crea, soy su ÁNGEL.