Translate

domingo, 31 de diciembre de 2017

Qué guay todo

Hace poco os conté en un post, que no había hecho lista propósitos para el 2017 y fue algo que no me perdoné. 

Hoy me han salido los recuerdos en Facebook de todos los años que compartía mi tradicional post de fin de año. Obviamente no ha salido el del año pasado y me ha dado rabia. Así que me he prometido hacerlo hoy sin falta. Llamadme supersticiosa, pero yo creo que por eso el año no haya sido uno de los mejores hasta ahora...

Pido este año más que nunca, salud. Era algo que no me planteaba porque mi alrededor afortunadamente goza de buena salud, pero el fallecimiento de mi abuela María en verano, fue la bofetada de realidad que me hacía falta.

Mi abuela fue como una segunda madre para mí y que inconscientemente crees que los abuelos van a ser eternos, pero no. Te das cuenta de lo que es el dolor y esa sensación de echar de menos de verdad. También aprendes a valorar el tiempo, de lo rápido que pasa y de lo importante que es pasar tu tiempo con las personas que quieres porque es un verdadero regalo. Ahora sé que otra estrella me está cuidando desde el cielo.

Algo que ya aprendí tiempo atrás, y en relación al tiempo que pasamos con los nuestros, este año he tenido la suerte de seguir tan bien con los que quiero. Me he dado cuenta de que los que quieren estar de verdad contigo, van a estarlo siempre; por muchas piedras en el camino, por mucha distancia que haya de por medio, por muchas malas rachas que tengas o por cualquier discusión o malentendido que pueda haber habido. Nunca hay excusas, siempre hay y tiene que haber tiempo para los nuestros porque lo importante es darse cuenta de que el tiempo es lo mejor que puede ofrecerte una persona. Es cuestión de organizarse y de ganas. 

Y para los que se hayan ido o haya echado de mi vida, pues encantada de haber coincidido en esta vida. Cero rencores, que os vaya bonito. Al fin y al cabo, cada uno debe seguir su camino...

Lo mejor de este año sin duda, fue mi experiencia de voluntariado a Perú. Yo que pensaba que era una persona tímida y un poco miedica, me armé de valor y me aventuré sola a esta maravilla de experiencia. Aparte de todo lo que te remueve por dentro, y te hace más humana, me dio la oportunidad de autoconocerme un poco más, y de que soy más fuerte de lo que pensaba y una persona valiente (nunca pensé que iba a decir esto de mí misma).

Hace dos semanas entré en los "temidos" 25. Sí, esos que dicen que dan vértigo porque el tiempo pasa excesivamente rápido. Yo de momento me siento mejor que nunca (seré yo la rara). Este es el punto de inflexión en el que sabes que ya las bases tienen que estar asentadas, que ya estás formado: tu manera de pensar, tu personalidad, etc. Luis, creo que la versión 3.1 de Bea ya ha llegado...

Para esos malos momentos, Guille me enseñó algo que de verdad mejora la situación en la que te encuentras y al menos te ríes de la situación. Un día hablando por teléfono me dijo: "Bea, vamos a patentar una cosa. Cuando me cuentes algo malo o que te afecte acaba la frase con un qué guay todo". Yo me empecé a reír. "Y me dijo: ¡Venga, inténtalo! Venga cuéntame otra vez lo que me has dicho pero con el toque final". Pues parecerá una chorrada, pero funcionó, realmente te alivia. Así que esa va a ser nuestra filosofía a partir de ahora: ¡Qué guay todo! No sabría cómo definirlo, es una forma de pensar que no todo es tan malo, que todo se va a solucionar, a tomarnos las cosas a risa. ¿Lo he explicado bien, Guille?

Pues para este año pido más salud, más risas, más besos, más abrazos, más perdones, más amor, tener más tiempo libre, conocerme más, crecer más, viajar más, más aventuras y pasar mucho más tiempo con los míos. Así de sencillo, no pido más.

2018, prometo que este vas a ser mi año así que allá vamos... ¡Qué guay todo!




No hay comentarios:

Publicar un comentario