Hoy, hace 18 años
nació una estrella, pero no está en el cielo. Tengo la suerte de tenerla a mi
lado durante estos dieciocho años sin intermitencias. Y no es una estrella
fugaz porque no se va a ir de mi lado.
Tengo la suerte
(por segunda vez) de haber elegido su nombre cuando nació. Yo tenía casi 3
años. Tuve ese gran honor a tan temprana edad.
Yo decía que era
una llorona, aunque bueno, ¿qué esperáis de un bebé? La verdad, es que me
adapté fácilmente a ella y con el paso del tiempo se ha convertido en mi
pequeña conciencia porque ella sabe lo que es justo y lo que no, me da
serenidad.
Recuerdo su primer
día de cole y yo no me quería separar de ella (que conste que ella tampoco de
mí) y se me partía el alma cuando yo me tenía que ir antes a clase y ella
lloraba porque se tenía que quedar más tiempo en el comedor y se le hacía
eterno (media hora). Pero el primer día, ella vio en vivo y en directo mi
segunda brecha cuando jugábamos en el recreo, ¡qué pena! Pero menos mal que
ella estaba ahí conmigo que, aunque no hacía nada, sus ojos oscuros y sinceros
me tranquilizaban mientras yo me desangraba (parece que lo estoy contando muy
trágicamente, pero tampoco fue para tanto). Los niños con 8 años exageran mucho,
y yo en ese momento lo pasé mal.
Ella fue creciendo
y fue aficionándose a la lectura llegando a crearse su propio mundo, su burbuja
en la que ella era la mar de feliz y que llegó a olvidarse por un momento de la
realidad porque pensaba que como en los libros, la fantasía supera la realidad;
aunque puso los pies en la tierra pero con los ojos mirando el cielo para en
cualquier momento volar y evadirse a su mundo en momentos fugaces, cuando ella
quisiese. Todavía no hemos podido desengancharla de su afición (adicción diría
yo) a los libros. Su filosofía es, que cuantas más hojas tenga, mejor. Así
devora los best-sellers. Así se le
van los ojos en las librerías y bibliotecas y es tan feliz cuando le regalan un
libro y están todos ordenados en su estantería de best-sellers. Puede leérselos una y otra vez, sin llegar a
cansarse.
La creatividad
también corre por sus venas. Decora a su antojo cualquier posesión y lo hace
meticulosamente, con amor, con cariño hasta dejarlo como a ella le gusta.
Maestra en eso de los abalorios y los mil peinados que se inventa o con solo ver una vez un tutorial, puede hacer maravillas con tu pelo.
Las gafas, los
vaqueros, las camisas de cuadros y las converse
son sus grandes aliados. No tiene un estilo definido: es sencilla en eso de
vestir. No es muy de tendencias. Le gusta ir cómoda y no le importa el qué
dirán ya que ella con tal de ir a gusto, es feliz.
Un reloj y su
reproductor de música son sus imprescindibles antes de salir de casa. El rojo y
el morado son sus colores favoritos (lo dicen sus innumerables pulseras que
lleva en su muñeca siempre y cuando sean rojas o moradas). El elefante es su animal
favorito. Tarzán, su película de Disney favorita, junto con Dumbo (obvio,
¿no?).
Madridista de
nacimiento y fiel a Iker Casillas y a los ya retirados y grandes futbolistas
Raúl y Zidane. Enamorada de su vampiro y actor favorito, Robert Pattinson.
Coleccionista de frases que le gustan y que apunta en su famoso libro de
frases.
Adicta a las series
y a las películas: las ve tanto en la tele como online ya que no se despega de su portátil. Incansable de la
música. Sus favoritos: Taylor Swift, Bruno Mars, Imagine Dragons, Adele,
Coldplay, Beyoncé y Rihanna, entre otros y también muy de clásicos, como Queen,
los Beatles o Michael Jackson.
Ella en sí, es un
diamante en bruto, un espíritu incansable que lo da todo. Le repatean las
injusticias, sufre con los más desfavorecidos. Ella es humildad, timidez,
sensibilidad, justicia, empatía, alegría, vive el presente y sabe que el
esfuerzo es la mayor recompensa de todas. Hace oídos sordos de las críticas,
sobre todo si vienen de gente que no le interesa porque sabe que no le harán
daño. Muy amiga de sus amigos, y la sinceridad por encima de todo.
Es la estrella que
hace que mi día brille tanto de día como de noche aquí en la tierra, muy
cerquita mía, casi las veinticuatro horas del día juntas. Ella me da esa
segunda opinión, la objetividad cuando yo estoy hecha un lío. Porque es uno de
mis siempre más especial porque sé, que nunca se irá de mi lado. Es lo que
tiene compartir la misma sangre, ser hermanas.
Y aunque yo la
llame friki ingeniera con cariño
ahora se enfrentará a la temida universidad pero que ella superará con creces
porque todo lo que se propone, lo consigue.
Es mi estrella
terrenal y no quiero que deje de brillar nunca, por eso la protegeré para que
esté conmigo y se sienta segura. Por esto mismo, yo elegí su nombre, porque su nombre en
hebreo significa “estrella”. Con más razón, que sea mi estrella particular.
¡Felices 18 sister!
Te quiero mucho, Esther.
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