Cuando ya parecía que los problemas habían desaparecido, aparecen otros nuevos, y quizás más decisivos que nunca. Es muy incómodo estar en una disyuntiva, ¿sabéis? En eso estoy yo ahora mismo, que no sé qué hacer con mi vida...
Había resuelto el conflicto aquel de anclarme en el pasado, porque no sirve para absolutamente nada, solo para crearte más inseguridades y arrepentimientos innecesarios. Yo me estaba centrando en el día a día. Pero dentro de poco tocará tomar decisiones muy importantes que marcarán el ritmo de mi vida en el futuro y estoy hecha un lío sin saber qué hacer.
Antes parecía que todo estaba planificado y tus padres te guiaban: el colegio, bachillerato... Tu vida estaba marcada por un camino más o menos fácil, según lo vieras. El momento universidad es un paso decisivo también pero que si lo tenías claro y ponías empeño se puede conseguir fácilmente. Yo me decía a mí misma: "Bah, la universidad, anda que no se va a hacer eterno..." ¡Ya, claro! Todavía recuerdo el primer día de universidad: todos mirando a caras desconocidas intentando descifrar a través de sus caras si serían amigos tuyos en el futuro. Y ahora, me enfrento al último año de carrera. Estos cuatro años se han pasado en un abrir y cerrar de ojos. ¿Y ahora, qué?
A mitad de año del año que viene, mi vida tiene un abismo, ¡y no exagero! Me asusta el futuro. Bueno no, realmente el futuro no me asusta. Me asusta el hecho de no tener nada planificado y organizado. Soy así de maniática.
Mi cabeza últimamente no está a lo que está por esto y por otros sucesos inesperados del presente. Mi neurosis es tal que hasta durmiendo que es cuando debería descansar, me pongo a soñar con lo que será mi vida en un año pensando si las cosas habrán cambiado mucho, aunque bueno, nadie puede predecir el futuro. Debería relajarme un poco...
Hay tantos planes en mente y tantas cosas que quiero hacer que no puedo hacer todas y debo decidir. Decidir, esa palabra que me da tanta grima. Decidir mi futuro (qué mal suena eso, y sobretodo si está escrito). Pero es lo que toca. La vida es una continua toma de decisiones. Pero, ¿y si después de lo que elija me arrepiento? ¿Podré remediarlo? ¿Podré soportarlo?
Espero que esta pequeña crisis se pase pronto, pero en el fondo algo me dice que no me preocupe, que todo saldrá bien decida lo que decida, pase lo que pase. Que no hay nada perdido, que siempre se puede retroceder, rectificar y apostar por algo mejor o que te haga sentir mejor. Que no hay malas decisiones, malos lugares, ni malas situaciones. Es tu disposición hacia esas decisiones, esos lugares, esas situaciones lo que hará que realmente seas feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario