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domingo, 1 de septiembre de 2013

Parón vacacional

Ya estamos en el temido septiembre. Ese mes que significa la vuelta al cole, a la universidad, al trabajo y todas esas cosas horribles que conllevan el mes de septiembre.

Toca volver a poner el despertador o las odiosas alarmas en el móvil con ese sonidito característico de alarma que querríais que se callase para siempre.

Desplazarse en transporte público o coche. Los atascos, llegar puntual, ver caras no conocidas y algunas no muy amigables por las horas que son.

Ponerse las pilas de nuevo y un chute de vitaminas para sobrevivir al primer día.

Pero los parones o las vacaciones son buenas para oxigenarte, desconectar, recargar pilas para el largo otoño e invierno que se acercan. Da igual que sea playa o montaña, el caso es evadirse. Para gustos, los colores.

Debe haber tiempo para salir a cenar, pasear, pasar una semana con tus mejores amigos, con tu familia, ir al extranjero a visitar un país nuevo o viajar solo, que también es otra posibilidad; siempre y cuando no se pierda la esencia de las vacaciones: reposo, que es perfectamente compatible con el ocio pero el reposo es algo fundamental.

Desconectar un rato de la ciudad: no oír el rugir de los coches a todas horas, la contaminación, la multitud de gente (aunque luego adoremos las grandes ciudades), pero muchas veces te agobia…

Hay que reservar un tiempo para reflexionar sobre todo lo que ha pasado en los últimos meses porque seguro que no has tenido ni un minuto del día para pararte a pensar. Pero es necesario. ¿Cómo estoy? ¿Dónde estoy? ¿Estoy dónde realmente quiero estar? ¿Me he esforzado suficiente? ¿Qué debo cambiar? ¿He hecho algo mal? ¿He hecho daño a alguien con mis actos o mis palabras? Todas estas preguntas, y más, viajarán por tu mente a sus anchas y tienen que ser respondidas de una en una con mucha calma y sinceridad.

Aunque sean vacaciones, intenta cerrar temas que has dejado apartados por no tener tiempo durante los días laborales, pero sin prisa, lo primero eres tú, y tienes que disfrutar de las merecidas vacaciones.

Echar de menos a la gente es lo más normal del mundo en vacaciones. A veces surgen peleas absurdas por el hecho de “no me has llamado”, “te has olvidado de mí”, “ya no me haces caso” y últimamente el whatsapp no te deja echar de menos a la gente. Tu móvil siempre vibrando, incluso de madrugada. Echar de menos es un sentimiento que tiene que existir, por más que la tecnología quiera arrebatárnoslo. Ese sentimiento, el echar de menos te ayuda a saber qué gente es realmente importante para ti y que desearías en ese momento estar con ellos, a toda costa. Piénsalo.

Y que esto no te suene muy egocéntrico. Tú eres el centro de tu mundo. Mímate especialmente en vacaciones sin dejar de lado a las personas que quieres. Pero tu interior es importantísimo. A veces hay que parar el tiempo durante un momento y centrarte únicamente en ti. ¿Hace cuánto que no piensas exclusivamente en ti ni un ratito? Haz un trabajo interno importante durante el verano y haz que la palabra trabajo no signifique solo el hecho de ir al trabajo, hacer trabajos de clase, etc. Hoy trabaja para ti y para nadie más. Sé el jefe de tu vida. Exígete como el que más. Cáete siete y levántate ocho. ¡Claro que habrá fracasos! Pero date todas las oportunidades que quieras. Date caprichos: cómprate ese bolso que tanto deseas, o el disco de tu grupo de música favorito, o un libro (ojo, no tiene por qué ser algo material)…


Pero sobretodo, perdónate. Concédete ese don que es el más valioso de todos. Sé para ti mismo ese amigo que te consuela cuando estás mal. Sé tu mejor amigo y a partir de ahí, se abrirán a tu favor todas las puertas que puedas encontrarte a lo largo de tu vida y superarás todas las barreras, porque tú puedes con todo, ¡y más!



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