Es la flor más bonita de todas.
La flor más bonita de este gran jardín llamado mundo. Hace escasos días cumplió
20 primaveras, y aún así sigue siendo hermosa, sin marchitarse. Está igual
desde que empezaron a salir sus primeros pétalos.
Hace dos años que conozco a esta
pequeña gran persona, y se ha ganado un espacio bastante grande en mi corazón.
Y os preguntaréis, ¿cómo puede ser? Yo sólo voy a decir una frase: poco a poco.
Todo en la vida viene poco a poco, sin prisa, sin agobios, como ella. Para
disfrutar de una bebida fresca en un soporífero día de calor hace falta beber a
sorbitos, no de un trago (aunque parezca que haya que hacer lo contrario). Si
bebes rápido, tendrás más sed, hay que disfrutar de su sabor, como ella. Es mi
refresco diario.
Es una persona muy tímida que va
dando pequeños pasos hacia ti, investiga, descubre poco a poco tu yo, tu alma y
lo hace increíblemente bien. No sé exactamente cuál es el proceso que hizo que
nos hiciéramos inseparables, hasta tal punto que parecíamos siamesas y llegamos
a pensar que nos habían separado al nacer.
Sí, era la típica chica, amiga de
mis amigas que quedabas un fin de semana por la tarde, a la que no conoces
demasiado pero por cortesía haces el intento de hablar con ella. Por
circunstancias de la vida, ella ha atravesado momentos de mucha dificultad no
solo para ella, sino incluso para cualquier persona. Afortunadamente, estuve en
uno de esos momentos con ella, codo con codo, secando sus lágrimas,
comprendiendo sus razones, apoyando sus decisiones, y eso nos hizo verdaderas
amigas. No hay cosa más cierta que, los amigos se descubren y valoran en los
momentos malos; y este sin duda, es el mejor ejemplo de todos.
No había tarde de verano, que no
nos pusiéramos a hablar sobre nuestras vivencias, recuerdos, o simplemente,
cualquier tontería cotidiana que nos hubiera pasado, y descubrimos que éramos
(y somos) demasiado iguales. Yo me sentía comprendida (supongo que ella
también) porque nuestra forma de pensar era (y es) muy parecida, y me arriesgo
a decir que igual, como si compartiésemos el mismo cerebro, las mismas
conexiones neuronales. Soy afortunada en decir que tengo a mi igual, a mi siamesa.
La historia se repitió por
segunda vez. En un momento de dificultad para las dos, estuvimos apoyándonos
porque parecía que el mundo iba en nuestra contra, la moneda no caía por la
cara que apostábamos y pedíamos que no tardase mucho en ponerse la suerte de
nuestra parte. Ese día, 8 de octubre, prometimos que recordaríamos cada día 8
de cada mes, como nuestro día de la esperanza, en el que no importaba si el día
iba mal; había que respetarlo, e intentar pensar que todo va bien aunque no
llevemos todas consigo.
Por eso, hoy día 8, te dedico un
hueco en este sitio tan especial para mí.
Es ternura y dulzura (como los postres que tanto le gustan), es timidez,
es comprensión, es sinceridad, es alegría, es espontaneidad, es cariño, es humildad,
es nobleza. Sobre todo nobleza, porque empieza por “n”, como su nombre.
No se me olvida poner nuestra canción. La que nos dice tanto y nos identifica tanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario