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jueves, 28 de marzo de 2013

Romántica del siglo XXI

Fue con 14 años más o menos cuando empecé a estudiar a los románticos españoles del siglo XIX. Al principio, puede que no entendiese muy bien sus historias, sus poemas, porque a esa edad era difícil comprender todo lo que querían decir en unos versos con rima que escondían tanto.

Esta generación, junto con la generación del 27 fueron las que más me marcaron, quizás porque mi profesor de lengua al que tengo mucho cariño, explicaba las cosas de tal forma, que no hacia falta que estudiases para el examen.

Y ahora a mis 20 años, me siento muy Bécquer, muy Larra: que en momentos de oscuridad y soledad, salía el genio que llevaban dentro. El desamor, la decepción, la desilusión, la soledad y la tristeza eran sus fuentes de inspiración. Y puede que conmigo pase algo parecido. Por no decir, que me pasa absolutamente igual.

Nunca olvidaré mi primer examen de literatura con aquel profesor. Nunca olvidaré este poema de Bécquer:


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
 
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres ,
esas...¡no volverán!
 
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
 
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
 
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará.
 
Pero mudo, absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así... no te querrán!

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