Translate

lunes, 23 de julio de 2012

Honey

Llevaba ya mucho tiempo queriendo escribir sobre ella pero no encontraba ni el momento ni la ocasión idónea. Le dí largas y prometí escribir sobre ella algún día pero no me salía… Pero ¿qué mejor momento que hoy, cuando la homenajeada cumple 20 años?

Me resultaba, mejor dicho me resulta muy difícil escribir sobre ella. Sí, difícil fue lo primero que pensé cuando tuve la primera conversación con ella. A decir verdad, a primera vista yo la ví bastante cerrada, como que sólo interactuaba con los que ya conocía y se me hizo bastante difícil (valga la redundancia) llegar hasta ella. Sinceramente, no sé ni cómo empecé a hablar con ella, creo que todo empezó porque yo empecé a hablar con sus mejores amigas. Tampoco es que no nos conociéramos porque ya nos conocíamos desde que teníamos 5 años. Era un “sí, yo te conozco y tú a mí también”.

Poco a poco y las famosas salidas en fin de semana hacían más amena mi situación por esos momentos. Ella convirtió pasito a pasito mi cielo gris en uno azul sin que yo me diese cuenta. En uno de los peores momentos exploté, ¿y quién estuvo allí? Ella. Fue la primera en escuchar ese tema algo escabroso que me atormentaba desde hacía un tiempo y me dió fuerza para enfrentarme a ello. Creo que una de sus muchas virtudes es esa: la valentía. Mirar a los problemas y enfrentarlos. Lo que más me sorprendió es que perdí una batalla pero ella me defendió a capa y espada conociéndome tan poco.
A partir de ahí todo cambió, ahí empezó todo. Empecé a escuchar su historia, su vida, que como siempre había sido algo más entretenida que la mía. Me gustaba ver cómo se “leían” la mente entre ellas y llegué a pensar: ¿Alguna vez podré hacer yo eso? Obviamente no sabía lo que me deparaba el futuro. Me gustaba su forma de pensar, de vestir, de caminar, de vivir la vida intensamente, me gustaba todo de ella. Pero ella aún no se había abierto del todo, según mi perspectiva. Pasaron los meses y me fui adaptando a su ritmo de vida del cual yo muchas veces me cansaba, no de aburrimiento sino de tanta intensidad todo el tiempo. Ella seguía, pero yo no aguantaba el ritmo, tenía que parar y coger aire. Ese aire tan puro que ella desprendía.

Nuestros caminos siguieron más juntos que nunca porque llegó el temido momento de elegir tu futuro y todos pensábamos que no íbamos a estar más con la gente que queríamos. Curiosamente, ella y yo elegimos el mismo que nos dictó el corazón; así, por casualidades de la vida. He de decir que me siento muy afortunada porque creo que soy la que más veces veo entre semana. Muchos me tendrán envidia, pero yo lo único que pensaba era: “Sí, soy su amiga, ¡al fin!”.

Aprendimos y nos preocupaban las mismas cosas. Me llegué a acomodar a su forma de pensar que al fin y al cabo no era tan complicado como yo me pensaba. Por fin podía “leerle” la mente. Por fin se había abierto del todo a mí y eso me produjo una inmensa felicidad.

Grandes cambios han sucedido desde que somos amigas. Unos para bien y otros para mal, pero el caso es que hemos seguido ahí juntas en la trinchera de la vida. Creo que has sido tú la que ha notado más cambios en mí a pasos cada vez más agigantados durante este tiempo y con eso me quedo satisfecha, ya que tú has sido una de las personas que ha protagonizado este cambio para bien. Quiero que estés orgullosa de mí.

Inesperadamente el amor llegó a tu vida y al principio yo era un poco hostil y recelosa a compartirte con alguien más pero si te digo que llegué a acostumbrarme, incluso a alentarte a que todo siguiese adelante porque algo cambió en ti, algo que muchos y yo notaron y es ese brillo en los ojos que toda persona enamorada tiene. Algo se accionó dentro de ti para ser más paciente, más cariñosa, más tú. Ese tú escondido que tenías desde siempre y que no querías mostrar por miedo a que te hicieran más daño.

No recuerdo ningún enfado contigo salvo uno no hace mucho, pero en verdad se necesitaba para recordarnos que ante la adversidad tenemos que estar unidas. Y eso hizo que ese lazo invisible al que yo llamo amistad se hiciera más fuerte.

Muchos querrán ser como tú, pero tú eres única. Me gusta tu valentía, tu fuerza de voluntad, tu comprensión, tus razones, nuestras miradas cómplices, nuestros apelativos cariñosos, tus consejos, tu forma de sacarme una sonrisa cuando lloro, tus abrazos, tus ataques repentinos de amor hacia mí, tu sonrisa, tu energía, tus historias alocadas… Tú, me gustas tú. Si pudiese describirte en una palabra, ¡claro que lo haría! Justo hay un adjetivo que me viene al pelo y es… INDOMABLE.




Y como colofón dejo aquí nuestra canción...




No hay comentarios:

Publicar un comentario