No podía faltar mi última entrada para despedir del año.
¿Qué decir del 2014? Aunque quisiera no podría decir nada malo, porque ha sido el mejor de todos hasta ahora (espero poder decir esto mismo en el 2015). Como predijo mi buena amiga Isa, este iba a ser el año de nuestras vidas. Y así lo ha sido. ¡Ay, querida Isabel, cuánta razón tienes en todo!
Se han cerrado muchas etapas, pero también se han abierto muchas nuevas. Claro que ha habido muchos momentos malos, de lloreras, de despedidas, de enfados, de decepciones, de desilusiones. Pero todos los buenos momentos se han puesto por encima.
Este ha sido el año de asentar las bases. Después de varios años de idas y venidas; éste, ha sido el que me ha hecho sentir más yo: hacer lo quería, disfrutar al máximo cada momento, ver de lo que soy capaz, asombrarme de hasta donde puedo llegar, dejarme la piel en lo que me gusta, estar agradecida por tantas muestras de afecto, simpatía y compañerismo.
El 2014 ha dejado tantos buenos momentos y recuerdos tan bonitos que no sé si se podrán superar: las quedadas con las chicas, acabar la universidad: ¡cómo echo de menos las clases e ir en vaqueros y converse y ver a mis amigos de la uni todos los días. Ahora he cambiado eso por las faldas, las blusas, los vestidos, las medias y los mocasines para entrar en el mundo laboral.
Las cenas y las copas por La Latina con mis amigos de la uni, las escapadas de fin de semana de casa rural para desconectar de la ciudad, el viaje con mis amigas a Huelva y pasarnos el día tomando el sol y escuchar música, las míticas barbacoas en casa de Óscar, las mojitadas en casa de Isa, los cumpleaños de toooooodos mis amigos, las risas con Jose y con Guille, las fiestas del pueblo de Jose...
El impactante viaje a Menorca: alquilar coches y recorrer la isla, sin preocupaciones y visitar calas escondidas donde no llegaba la cobertura. Descubrir una discoteca en una cueva, nuestra maravillosa Cova d'en Xoroi.
El mes al extranjero donde descubrí nuevos rincones donde volver a perderme y aprender. Nuevas amistades que aún siguen...
La vuelta a la realidad, el trabajo, el máster, el inglés. Un montón de cosas que me han ido absorbiendo y que me dejaban casi sin fuerzas ni tiempo para dedicarme a mí y a los demás.
No sé lo que me deparará el 2015. Estoy expectante. Con el paso de los años me he dado cuenta que la vida es complicada, que ya no puedes decir a nadie que se quede un ratito más, sino que simplemente las personas que siempre van a estar son a las que no tienes que decirles nada.
Ya le voy cogiendo el tranquillo a esto de la vida como un niño que está a punto de quitarse los ruedines de la bici.
Hay que coger el año con fuerza, vivir intensamente cada momento porque el tiempo es efímero, porque quien no arriesga no gana. Gritar sin ningún miedo: ¡CARPE DIEM! Porque a pesar de todo, la vida es realmente maravillosa.
Por los que están y aún siguen, por los que se fueron, por los que pasaron desapercibidos, por los que hicieron una visita fugaz... ¡FELIZ 2015!